martes, 17 de abril de 2012

Ojas y Bicicletas en el Auditorio Oeste: “Nada ni nadie nos puede doblegar”

Estas dos excelentes bandas de la escena alternativa local se presentaron el sábado pasado, en el recinto de Haedo, en el marco de la segunda edición de la Fiesta Veinte Doce.



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Si bien Ojas y Bicicletas incluyen en su repertorio temático el tópico del caos y la desesperanza, el sábado último quedó demostrado que cuando aparece cualquier imprevisto técnico, la buena predisposición tanto del público como también de las bandas y de la organización hace posible que se pueda llegar a buen puerto. Los dos grupos, que han celebrado sus 10 años de carrera el año pasado, también coinciden en otras características como por ejemplo una intensa búsqueda artística y una gran calidad musical que los ha llevado a compartir escenario con artistas de la talla de Roger Waters, en sus dos presentaciones en River, y con Artic Monkeys, en el Luna Park, ambos en 2007, en el caso de Bicicletas; y con Linkin Park, The Prodigy y Stone Temple Pilots, por citar algunas bandas con las que ha tocado Ojas.

Antes de editar su tercer disco de estudio, los Bicis desembarcaron en el Oeste de la mano de la vertiginosa “Corre”, tema perteneciente al primer LP de la banda, y de la intensidad de “Conversación”, que forma parte del excelente segundo material de estudio titulado «Quema» de 2009, para dar paso a las primeras (y escasas) palabras de Julio Cesar Crivelli que a modo de presentación dijo: “Hola somos Bicicletas”.

“Vamos a hacer una nueva que se llama ‘Buen Muchacho’, por ahora”, adelantó el cantante de este quinteto psicodélico y vertiginoso, que se completa con Mariano Repetto en batería, Agustín Pardo en bajo, Federico Wiske en guitarras y coros, e Ignacio Valdez en sintetizadores, rhodes, moogs, pianos y guitarras. La lista se completaría con una selección de temas de su último disco: “11 y 20”, “Araña negra”, “Quema” (con un fragmento de “Salgan al sol” de La pesada) y “Pica pica”.

“Gracias a Ojas por invitarnos a compartir el escenario con ellos”, cerró Julio Cesar. De esta manera Los Bicicletas dieron un show algo breve pero muy intenso que exhibió lo ajustados y maduros que están para dar el siguiente paso de cara a la consolidación definitiva, y además dejó en claro que no todo está perdido en el rock con una banda como ésta.


Luego de una extensa demora debido a problemas en la tensión eléctrica del lugar, a las ¡4:30 de la madrugada!, La Oja salió a escena: “Buenas noches, gracias por la paciencia. Vamos a rockear”, saludó y propuso Iván Gramatico, y comenzó el show con dos temas de su magnifico y superador segundo disco, «Efecto»: “Fiesta fantasma” y “Como rebeldes”. Pero antes de finalizar la segunda canción, nuevamente aparecieron los problemas energéticos.

En ese momento de incertidumbre, Phias, MC de la banda, se hizo cargo del escenario (precisamente) como maestro de ceremonia y deleitó al público con su enérgico glitch hop acompañado del baterista Francisco Paterno, por algo el nombre del grupo significa “energía espiritual que lo rige todo”. Una vez solucionado el inconveniente, el sexteto regreso a las tablas: “Nada ni nadie nos puede doblegar”, comentó Iván citando a Los Violadores, y presentó un tema nuevo llamado “Rastrillo”.

En vivo Ojas supera cualquier estándar de banda de rock. Partiendo de un estilo musical original que combina una furiosa impronta hardcore-punk con pasajes pop y electrónicos, al que se le suma la actitud de sus integrantes: Gramatico, cuyo look recuerda a Scott Weiland de los Pilots, que saca provecho de su estilo entre cansino y algo timidón; el enérgico e inquieto Pablo Retamanero (GoVinDa) que pasa con una destreza envidiable de la viola a los sintetizadores; el multiinstrumentista Álvaro Gil Mariño que se luce introduciendo en este combo rockero una extensa lista de instrumentos (didjeridoo, gaita, violín, flautas) poco convencionales para el género; Polo Paterno, un batero tan preciso como hormonal; Phias, un personaje en si mismo, tan talentoso como gracioso; y Matías Sánchez, que pese al poco tiempo que está en la banda, se ha logrado acoplar a la perfección.

Sobre el final del show, la banda no dio respiro destacándose el viaje acido de “Robinstoner”, la balada oscura “Servidor del rock”, la electro-rocker “Todo pasa”, la excelente versión de “Pet sematary” de Los Ramones y la emotiva “Costa”. Cómo toda movida nueva que arranca pareciera que por capricho del destino debe pagar una especie de derecho de piso, y esto quedó expuesto el sábado cuando aparecieron algunos inconvenientes técnicos menores, pero lo más importante es que el rock respondió de la mejor manera: Haciéndose escuchar bien fuerte.

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