sábado, 17 de septiembre de 2011

Javier Vagnozzi: “El rock está perdiendo su esencia y se está volviendo obsecuente”

El músico del Ituzaingó nos presenta su primer disco solista y repasa su extensa trayectoria musical: sus orígenes, su formación en Demente Caracol, el alejamiento de Naranjos y su nueva etapa un poco alejado del rock.


“En mi casa había una guitarra. Un día llegó mi vieja y me dijo: ‘Arregle con una profesora para que vayas a aprender’. Fui y me fascinó, porque tocando la guitarra me sentía bien, era un refugio, un lugar de expresión. La música me permitió conocer gente y de repente me di cuenta que en lo único que pensaba era en tocar y no quería hacer otra cosa”, rememora sus comienzos musicales Javier Vagnozzi, más conocido en el ambiente como Japi. Un eximio guitarrista, un tipo sencillo y humilde. Un músico de raza.

Con apenas 15 años y junto a un dream team de músicos, que en 1986 eran simplemente un grupo de amigos (Matías y Lucas Kocens, Pablo Rojas y Ildo Baccega – los dos últimos, actualmente, en Ella es tan Cargosa) fundó Demente Caracol, la banda con la que se formó como músico, admite Javier, y profundiza: “Hubo años en los que tacábamos jueves, viernes, sábado y domingo. Teníamos un manager alucinante que se llamaba Víctor Magi y nos hizo tocar en todos lados. Él no era manager pero vio a la banda y se copó. Nos dijo: ‘Yo quiero ser su manager, ¿qué quieren hacer?’ y nosotros le dijimos: ‘Queremos tocar todos los días’. Y tocamos todos los días. Eso fue Demente Caracol, años de mucha diversión y mucho aprendizaje.”

Este legendario quinteto de Ituzaingó quedó aferrado en el corazón de todo aquel que asistió siquiera a un show de la banda a tal punto que en facebook hay un grupo de nostálgicos seguidores llamado Para que se junte Demente Caracol. “Es una banda que quedó en la fantasía de la gente. En vivo provocaba cosas maravillosas, pero es muy difícil entender lo que era por lo que quedó grabado. El primer disco de Demente Caracol no fue una buena experiencia. Fuimos a grabar al mejor estudio de ese momento que era El cielito, pero teníamos mucha inexperiencia y quizás tendríamos que haber hecho algo más chico, dar pasos más cortos y certeros. Se gastó mucho dinero en un disco que no terminó reflejando lo que realmente era la banda”, sostiene Japi, que formó parte de ese grupo hasta 1999.

Demente Caracol continuó como trío y editó su segundo disco («Resisto» - 1999), mientras que Japi se incorporó a las filas de la que por ese entonces era una incipiente banda: Naranjos. “Yo era amigo de Gustavo Bianchi que tocaba el bajo en Naranjos en esa época, y queríamos armar algo juntos pero él ya estaba en ese proyecto. También estudiaba charango con él en una escuelita de Haedo. Un día después de una clase vinimos al Bar de José en Castelar, y como él se tenía que ir a ensayar, me invitó. Hicimos onda, toque el charango y me invitaron a tocar en un show. Había dejado Demente Caracol y tenía muchas ganas de tocar; y bueno, me incorporé. Ahí arrancó otra etapa que duró 11 años.”


A principios de este año para sorpresa de todos, Vagnozzi se alejaba de Naranjos poniendo fin a esa dupla única que conformaba junto a Nacho Rodríguez. Aunque sostiene que no hay una única causa, explica con sinceridad el porqué de su decisión: “Fueron 11 años y no lo puedo resumir en un solo motivo. Fue todo un proceso con la sensación del final de una etapa. Cerraban un montón de décadas: mi hija entraba en su segunda década, yo entraba en mi quinta década, Naranjos en su segunda, el siglo… entonces todo ese redondeo me hizo sentir que era un ciclo cumplido, que ya estaba. Y también tenía un montón de música en la cabeza que quería hacer y la estructura de la banda no me lo permitía. Fue la necesidad de plasmar todo lo que yo hacía y quedaba en un cajón, porque humildemente es mi obra.”

Hace unos meses, Javier editó su primer disco solista, «El temor de los valientes», que había comenzado a planificar en septiembre-octubre del año pasado: “Ya empezaba a sentir que algo tenía que cambiar”, reconoce el guitarrista. Si bien la idea iniciatica del disco era Japi con su guitarra, la influencia de Pablo Dieguez –con quien realizó la pre-producción en el Estudio Beso Astral- surtió efecto y terminó aceptando la sugerencia de invitar a diversos músicos para redondear sus interesantes composiciones. Así en el álbum encontramos a ¡10 invitados! entre los que se destacan Germán Wiedemer (Ratones Paranoicos, Memphis, David Lebon) y los cargosos: Pablo Rojas, Ildo Baccega y Maxi Chercover. “Estoy muy contento con los músicos que participaron, por el cariño con el que me trataron y cómo se comprometieron con el proyecto. Y sobre todo, con el resultado.”

Tanto en los géneros musicales abarcados en su disco (desde el reggae hasta el bolero) como en sus palabras, JV expresa cierta desilusión con el rock, aunque no descarta volver, en algún momento, a la distorsión: “El rock ya no me representa tanto. Si bien soy rockero porque me forme así, no me siento tan identificado con el movimiento del rock actual. Me parece que está perdiendo su esencia que era la rebeldía y se está volviendo obsecuente. Verlo a Macri (Mauricio) haciendo campaña con el rock, o prender la radio y que en 10 minutos digan ‘rock’ 40 veces, me llevó a pensar que algo cambio ¿qué me quieren vender? Obviamente hay excepciones, bandas con las cuales me saco el sombrero. Es lo que veo… no quiere decir que no vuelva a enchufarme una guitarra a todo volumen (risas).”

Actualmente se encuentra dándole forma a dos proyectos en forma paralela. Por un lado su flamante disco solista: “Con mis canciones quiero avanzar y salir a tocar, sin forzarlo para que fluya solo. No voy a armar una banda, pero cuando vaya a tocar convocare a gente para que me acompañe y de alguna manera las presentaciones siempre van a tener un formato distinto.” Por otro lado está proyectando una banda llamada Rumbo, un quinteto de guitarra, bajo, batería y dos percusiones: “Todavía no está madura pero en cualquier momento vamos a aparecer tocando. Se trata de canciones abordadas desde ritmos afro-americanos y la cuestión rítmica está muy presente. Era lo que estaba buscando, un desafío nuevo que me ponga en estado de atención porque es una música que no hice nunca y estoy aprendiendo. Así que estoy muy entusiasmado.”

"Que mi hija participe del disco fue algo maravilloso"

Para su disco solista Japi se dio un gran lujo que excede a cualquier otra situación previa que haya vivido, ya que el arte de tapa fue realizado por su hija Isabel, que tiene 11 años: “Esas son las cosas buenísimas de hacer un disco propio. Que mi hija participe del disco fue un gusto que me pude dar y algo maravilloso”, comenta emocionado Javier. Mientras relata cómo fue el proceso del arte se le iluminan los ojos y le aparece una gran sonrisa, inconfundible expresión de padre orgulloso. “Cuando empecé a hacer el disco le propuse que haga la tapa y ella aceptó. Iba avanzando con la grabación y le preguntaba para ver si estaba pensando en cómo iba a ser la tapa y ella no me decía nada. Pasaba el tiempo, ya casi había terminado el disco y me trajo un dibujo hecho a mano con el muñeco y otras cosas que estaba buenísimo. Entonces le sugerí que me haga otros bocetos en la computadora y entre todos los bosquejos que me hizo, apareció el del disco. Cuando lo vi, le dije: ‘Quiero que sea este, no le hagas nada más’. Fue una satisfacción muy grande.”

No hay comentarios: