jueves, 20 de marzo de 2014

Richard Coleman: “Me enfoque mucho más en la composición de las canciones”

Luego de editar uno de los mejores discos del 2013, el ex líder de Fricción y Los Siete Delfines entrega algunos detalles sobre la realización de Incandescente y analiza el presente de su carrera.


“Ahora más que nunca estoy destilando una consecuencia de los clásicos, de las primeras influencias que tuve en mi vida, las primeras músicas que me impactaron, y cada vez que me pongo a trabajar en una canción nueva confluyen todas esas influencias pero de una manera mucho más transparente y directa, y sin ningún condicionamiento de estilo. Se mezcla todo de una manera en que lo mejor o lo que más me gusto se acomoda en un lugar y arma algo nuevo. Eso está buenísimo y es algo que me hace bien porque, de alguna manera, revisito mi adolescencia musical”, analiza el músico su presente artístico que lo tiene abocado a su prospera carrera solista.

Richard Coleman no requiere presentación alguna, su amplia y excelsa trayectoria musical lo precede. Ya sea liderando a Fricción y Los Siete Delfines, colaborando con Soda Stereo (En el disco Nada Personal, además del tema Estoy Azulado, de su autoría, aportó el título del álbum, que lo tenía boceteado para Fricción y, ante el pedido de Cerati, aceptó encantado, por citar sólo una contribución) o participando de las bandas de Charly García, Luís Alberto Spinetta y Gustavo Cerati, el guitarrista y compositor de Villa Urquiza cuenta con casi tres décadas de carrera en las que dio sobradas muestras de su talento.

En la actualidad, a su fama de guitarrista excepcional, dueño de una precisión envidiable para tocar las notas justas y de una capacidad única para desatar el caos con un simple movimiento de sus dedos, le ha agregado los rasgos de hábil compositor de canciones. Esta faceta más cancionera, que en su despertar solista, Siberia Country Club, aparece en pequeñas dosis como una especie de transición entre su pasado al frente de L7D y un presente en solitario, es explotado con éxito en su flamante segundo trabajo, el luminoso Incandescente.

Posiblemente todas esas influencias musicales emergen en este momento particular porque Coleman viene de grabar A Song Is a Song Vol. 1, un capricho que le permitió versionar a héroes personales tan diversos como Brian Eno, Nick Drake, Black Sabbath, PJ Harvey, Elvis Presley y Jethro Tull. “A song is a song es como un muestra o un guiño de la música que he escuchado. Imaginate que son sólo 11 canciones, pero está presente el eclecticismo y esa manera de escuchar música muy variada y de encontrar en cada cosa algo valioso. En un momento del show o del disco tenes esa influencia y la mandas, quizás no llegue al otro lado pero sirve a la actitud de uno como artista”, explica y agrega con humildad: “Después ves a la banda de Neil Young y decís: ‘La puta que los parió quiero tocar como ellos’”.

Para Incandescente decidió trabajar a la vieja usanza, iniciando las canciones con la misma portaestudio de cuatro canales que acompañó sus años ochenta y luego volcó todo el material del casete a la computadora. “Me enfoque mucho más en la composición de las canciones. El disco lo compuse a partir de la guitarra y la voz, quería que cada una de las canciones fuera autosuficiente con la guitarra, que algunos dirán: ‘Ah mira lo que descubrió éste’. Pero después de trabajar tanto con la tecnología y con bandas, de andar delegando arreglos o haciendo en la computadora un panel de sonido, porque uno busca el carácter del sonido, lo que trate fue más que nada perfeccionar la estructura y el contenido de las canciones, buscando la simplicidad y la belleza de una manera más sintética”.

Durante la entrevista Coleman menciona en repetidas ocasiones a la palabra “canción” y no es por una carencia en su léxico, sino porque se ha reinventado como compositor y ha encontrado en la canción a la protagonista de su último trabajo. “La sonoridad y los arreglos los deje en segundo plano porque sabía que eso iba a venir solo. Una vez que tuviera la canción, con los músicos que toco y con la producción de Alejandro Vázquez, ya se iba a armar algo. El sonido tenía que estar en la canción y en mi actitud, y eso se fue develando a partir de cómo le pase las canciones a la banda, cómo las tocamos, cómo acomodó todo Ale Vázquez, y realmente salió un disco distinto. De alguna manera todo lo instrumental está presente pero le prestas atención cuando ya escuchaste la canción. Primero te llega la belleza de la canción (si sos sensible a eso) y, una vez que ya pasaste por esa etapa, ahí te pones a escuchar lo que esta pasando. La protagonista es la canción y eso fue una búsqueda deliberada, y creo que le dimos bastante cerca (risas)”.

Contradiciendo la lógica, durante su etapa solista Coleman no ha estado sólo sino muy bien acompañado. “Los invitados fueron fundamentalmente porque las canciones pedían un sonido y tenía que ser alguien especifico el que lo pusiera. Tenía que ser un artista de su instrumento, más que un músico”, señala Coleman y advierte que esa libertad para invitar otros músicos se la da la posibilidad de ser solista porque cuando tocaba con una banda, lo resolvía con los integrantes del grupo. Para Siberia Country Club convocó a un “dream team” de músicos encabezado por Gustavo Cerati, Tweety González, Ulises Butrón, Jorge Araujo (ex batero de Divididos y actual Gran Martell) y Daniel Castro (ex Fricción). Mientras que para Incandescente reunió a invitados de diversos estilos musicales pero, en esta oportunidad, para que realicen un aporte puntual.  

“Lo llame a Leandro Fresco porque tenía la idea de una introducción electrónica con loops y me imagine que era el que mejor lo podía hacer y, además, iba a entender lo que le estaba pidiendo con mis palabras. Después a Pepo Onetto, que es un excelente orquestador y un gran compositor, le dije: ‘Necesito unas cuerdas así’, le pase el arreglo de cuerdas con la guitarra y me dijo: ‘Dejame que lo acomodo’. Quedo, una belleza. El aporte de Alejandro Lerner con el órgano, sabiendo lo bien que toca ese instrumento y la sensibilidad y las ganas de tocar fuera de su ambiente musical que tiene, fue invalorable. Y Skay ni hablar, escuchas la viola de Skay y no escuchas una guitarra, lo ve a él. ¡Es genial!”.

El guitarrista reconoce que le disgusta hacer videos tanto como escuchar música a través de ellos, por eso para el clip de Cuestión de tiempo, segundo corte del disco, trabajó junto a Alejandra Bredeston (“Es prácticamente la jefa de arte del disco”, indica) y ambos consideraron que lo mejor era simplificar la cuestión y poner al músico como protagonista. “Al observar el video me doy cuenta que, si bien me enfoca a mi, te olvidas de la persona porque no es la cara fija sino que me va recorriendo, empezas a ver pedazos y seguís escuchando la canción. Me pareció que la búsqueda llegó a un lugar bueno, porque la canción se pasa rápido y el video es un acompañamiento a la canción, y es fabuloso que suceda eso”, considera con orgullo. Además lo plasmado en el video sirve para ratificar el concepto del disco: “Que la canción sea la protagonista y no el acompañamiento de una historia”.


El próximo 23 de mayo, Coleman desembarca en La Trastienda para seguir presentando Incandescente y nos brinda un pequeño adelanto de cómo será el show: “Vamos a tocar el disco completo, que no lo hicimos todavía. Estamos preparando los tres temas que faltaban, o sea que va a haber una reformulación del show. Probablemente sea un concierto más largo porque no sabemos que temas sacar para poner los nuevos, así que habrá que acomodar los melones en el camión (risas)”.

Publicada en Rock.com.ar

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