lunes, 2 de julio de 2012

Eruca Sativa en Santana: “Si por cambiar, tuve que aceptar al personaje sin maquillar”

El sábado pasado, el power trío cordobés regresó al Oeste con su potencia habitual para dar el primero de los dos shows, que contaron cada uno con repertorio diferente. 








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El feminismo se ha instalado en casi todos los aspectos de la vida social en las civilizaciones occidentales, al punto que ya no sorprende que una mujer sea Presidenta de una Nación o CEO de una importante empresa. Enhorabuena, este fenómeno también se ha extendido al Rock Nacional, y en los últimos años han comenzado a asomar interesantes proyectos que tienen a chicas al frente de una banda bien rockera, y Eruca Sativa se encuentra en el centro de esa escena. En un ambiente con muchos prejuicios y sin referentes de jerarquía que marquen las pautas, aunque podemos encontrar algunos casos aislados que dieron algunos indicios como La Torre en los 80 (que actualmente ha regresado para seguir rockeando, si la ciática se lo permite) o Erica García, quien a principios de los 90 integró el trío femenino Mata Violeta y luego continuó con su carrera solista; Eruca busca romper con esta tradición de la mano de una propuesta urgente, visceral y directa, tanto musical como también líricamente.

La fecha del sábado comenzó con Neuroina, un quinteto rockero de guitarras al frente, que tocaron temas de su EP homónimo y hasta se dieron el gusto de hacer algunos cover ¡bastantes diversos! como “Song 2” de Blur, “Psycho Killer” de Talking Heads y “La parabellum del buen psicópata” de Los Redondos. Luego subió al escenario Tierra del fuego, un trío con cierta impronta grunge, que arrancó su breve pero contundente set con “La espera” y “Detrás del cristal”. “Buenas noches”, saludó Fernando Aguirre (guitarra y voz), y dio paso a una sucesión de temas nuevos: “Humo del aire” y “Súper imposible” (que dará título al quinto disco). El grupo oriundo de Florida provincia de Buenos Aires retornó al Oeste luego de bastante tiempo, tal es así que el baterista Agustín Bianchi recordó que la última vez que habían estado en Santana el escenario se encontraba ubicado en otro lugar. El oscuro temazo de «Míticos Animales» (2003), “El mono en la pared”, culminó un conciso show de poco más de 30 minutos, que sirvieron para demostrar la calidad de esta gran banda.



Entrando en la madrugada del domingo, la banda formada por Lula Bertoldi (guitarra y voz), Brenda Martín (bajo y coros) y Gabriel Pedernera (batería) salió a escena para hacer delirar a un público conformado en su gran mayoría por adolescentes, que colmaron la capacidad del pequeño y cálido recinto del Oeste. Desde el comienzo, el trío desató un vendaval de energía interpretando dos temas del debut discográfico «La carne» (“Locura es no ser” y “No pueden”) y otras dos canciones de la segunda placa «ES» (“Mi apuesta” y “Una vida”). “¡Buenas noches!”, saludó Lula y pidió un aplauso para las otras bandas que habían participado de la fecha, y la gente respondió con los primeros cánticos: “Y dale, y dale, y dale Eruca dale”. Nuevamente la cantante tomó la palabra, esta vez para explicar el motivo de las dos presentaciones en Ramos Mejía: “A veces se nos hace difícil armar la lista de temas, entonces dijimos: ‘Por qué no hacemos dos shows, y tocamos todo lo que queremos’”, comentó la voz líder, y ante el pedido de un acústico, respondió: “Teníamos ganas de poguear”.

Y para que el público saltara enfervorizadamente nada mejor que la contundencia de “Frío cemento” y la aplastante versión de “Eleanor Rigby” de los Beatles. Lula es una frontwoman por naturaleza, porque a nivel musical deleita y estremece con la destreza con la que toca su guitarra y con la capacidad para adaptar su voz a las diversas exigencias rítmicas, mientras que en lo personal tiene un carisma y una actitud excepcional que le permiten interactuar con su gente y moverse en el escenario con una espontaneidad envidiable. Otra de las piezas claves en el sonido contundente de la banda es la bajista Brenda Martín, que parece más introvertida a la hora de hablar al micrófono, sin embargo sonríe constantemente y hace comentarios al pasar a los espectadores que la miran casi obnubilados. En el fondo como un recio defensor se ubica el batero Gabriel Pedernera, quien con su cresta colorada demostró sus dotes de joven pulpo durante todo el show.

Los únicos instantes en que bajaron unos decibeles de potencia fueron cuando tocaron las baladas “Para ser” y “Foco”, y como la calma que antecede al huracán arremetieron nuevamente con la distorsión con “Lo que no ves, no es”. A partir de ese momento y hasta el final, el repertorio fue demoledor: “Para nadie”, “Paraíso en retro”, “Magoo”, “La carne”, “Quemas” y “Blanco”. “Muchas gracias. ¿Nos vemos mañana?”, se despidieron. Con apenas 5 años de carrera, Eruca Sativa ha logrado dar algunos pasos muy importantes que otros grupos con más trayectoria no han podido y las razones se pueden encontrar en el cuidado material editado o en la precisión de la banda en vivo. Con muchas cualidades y algunas cosas aún por pulir, el grupo se perfila como una de las grandes apuestas para nutrir la plana mayor del Rock Nacional. Como afirma el sociólogo André Michel: “El feminismo logrará hacer caducos e irrisorios los sistemas anticuados.” Y Eruca ya lo esta demostrando.

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