lunes, 3 de octubre de 2011

Tamarisco y Antü en Niceto: "La vida es un baile"

Las dos bandas originarias del Oeste desembarcaron, el viernes pasado, en Palermo e hicieron vibrar al público con sus respectivas actuaciones y con un final a toda orquesta.


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En la previa, estos dos proyectos que tuvieron su génesis en el Oeste del GBA llegaban a Niceto con realidades algo disímiles: por un lado, Tamarico despedía su más reciente placa («Derivando» - 2010) mientras comienza a trabajar en lo que será su tercer disco oficial que contará con la producción de Gaspar Om (Los Umbanda), y por el otro lado, Antü volvía a presentarse en vivo luego de más de dos años sin tocar. Con lo cual era una fecha que prometía mucho.

“Tanta adicción a la nostalgia”


2 años, 3 meses, 30 días, 21 horas y 44 minutos (aproximadamente) debieron pasar para volver a disfrutar de un show de Antü, que en 2008 por cuestiones legales debieron cambiar su nombre y el elegido fue Yanifer y su auto mágico. A raíz del lapso que había transcurrido desde la última presentación del grupo, en el público que se acercó hasta recinto de Niceto Vega –en su gran mayoría proveniente del Oeste- había un clima de mucha expectativa.

Esas ansias que había en el ambiente rápidamente se convirtieron en fervorosas expresiones, en casi una catarsis popular, que se plasmó a través del baile y canto de cada uno de los temas que formaron el brillante repertorio, que inició con “El camino” y “Negra”, y explotó con “Quiero arrancarme la piel”. Tanto en los arreglos de las canciones más añejas como en el sonido que desplegaron a lo largo del show, reflejó la madurez artística que atraviesa cada uno de estos talentosos músicos en sus respectivos proyectos: Guillermo Beresñak (voz y piano), Juan Ignacio Serrano (voz y guitarra), Sergio García (voz, bajo y coros), Gabriel Santamaría (guitarras) y Matías Ruiz (que tuvo que hacer horas extras ya que también es el batero de Tamarisco).

El grupo había surgido en Castelar, en 2003, bajo la premisa: “Guitarras, acordeones, quenas y djembé. Explosiones ciegas y espejos que sangran. Antü es reflejo, arte y origen.” Si bien no hubo acordeones ni quenas, ocho años después de su fundación siguen haciendo hincapié (artísticamente) en esa filosofía, y en el set del viernes pasado quedó explícita en las variantes musicales que desataron diferentes climas con momentos para introspección (“Caer”, en el que la responsabilidad de las voces recayó en Juanito, y “Ojos rotos”), aunque predominaron aquellos que dieron rienda suelta al baile (“Encontré una razón”, “Esperanza”, “Niebla” y “Ya probé”).

Además, el quinteto invitó a Mateo Serrano de Tamarisco para interpretar una versión bastante rockera de “Cayendo en el planeta”, y cerca del cierre del set agradecieron a La Cucha por el apoyo y le desearon un feliz cumpleaños en su décimo aniversario. Si hasta ese momento el show había sido intenso y emotivo, el magnífico bloque final (“Yolanda”, “Circular / Sostengan la luna” e “Imagen”) coronó una excelente actuación. Casi una hora de show compilado en 16 temas, en el que repasaron las diferentes etapas: los dos discos editados como Antü («Dormir para mirar» de 2003 y «Mar adentro» de 2005), el EP de Yenifer y algunos temas inéditos, dejando en claro que el camino recorrido les sienta muy bien.

“Hermanos unidos por el mismo barro”


Luego del clima extraordinario que había generado Antü, la tarea por parte de Tamarisco para mantener esa energía, se presentaba bastante complicada. Sin embargo, la banda radicada en Villa Gesell no se amilanó y brindó un deslumbrante concierto recurriendo a las diversas vertientes que caracterizan su esencia madre: el reggae roots. De esta manera, fueron ganando paulatinamente la adhesión del público para finalizar la noche con las dos bandas en el escenario, demostrando la hermandad que existe entre ambas y de manera distendida interpretaron “Baile”, un tema muy original que expone ciertos acercamientos al tango y a la cumbia, que fue dedicado para “todos los danzarines y danzarinas de esta ciudad”.

La actuación de Tamarisco, banda que había surgido en la mítica Comunidad Yatay como Solar, tenía como leitmotiv despedir su más reciente trabajo, «Derivando». La interesantísima placa editada en 2010, había sido grabada en el parador “La Luna Roja” de Villa Gesell por idea del productor artístico, Matías “El Chávez” Méndez, para reflejar con mayor precisión los valores de la banda: Reggae, poesía, surf, canciones, amistad, mística, viajes.

“Gracias por apoyarnos. Es la primera vez que tocamos solos en Niceto y teníamos el miedo de las bandas primerizas”, comentó Mateo Serrano, que junto a Julián Frean son los cantantes y compositores del grupo y residen en la ciudad balnearia, y el numeroso grupo - que completan Matías Kupinski (guitarra y coros), Damián Arroyo (bajo), Matías Ruiz (batería y percusión), Gustavo Montello (batería y percusión), Martín Farina (teclados) y Federico Chiclana (quien debutó como nuevo integrante) - desembarcó en el escenario con “Vísperas”, “Mariposa” y “Cultívala”.

“Ya que no tocamos todos los días queremos darnos algunos gustos”, manifestaron e invitaron al ex bajista del grupo, Santiago Capriglione, y a Pablo “Pasto” Paz de Shambala, que aportó el charango a “Cardon”, y luego Federico Righetti, guitarrista de Errante Suburbano, se sumó a la banda para darle un aspecto blusero a “Lucecita”. Dentro del repertorio de Tamarisco también se destacaron “Nagueleando”, “Discriminación”, “Olas” y “Hermanos”, que hacen referencia a una ideología más profunda y comprometida que los aleja del lugar común del “fumate un chala que esta todo bien” con el que se suele menospreciar a los artistas de este género.

VIDEOS:
Antü “Cayendo en el planeta” con Mateo Serrano
Antü “Yolanda”
Tamarisco “Nagueleando”
Tamarisco “Cover + Libre sonido”
Tamarisco + Antü “Baile”

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