El músico editó
su quinto trabajo en solitario: “El Nocturno”, una obra inconmensurable que
fusiona su capacidad para componer hermosas canciones con un arte imponente. Sin
dejar de lado sus convicciones, el ex violero de Nuca demuestra que desde la
independencia se puede sostener un proyecto de forma profesional.
“Algo te corre del eje y yo podría abrazarte”, canta Nicolás
Martin en “Nocturno”, la delicada canción que, además de cerrar su quinto disco
solista, rescata la idea romántica de darle importancia a lo que realmente lo
merece. Y justamente esas sensaciones anímicas que están presentes en todas las
canciones, también guiaron la génesis de su nuevo trabajo: “El Nocturno”. “Al
igual que cuando hicimos Rino (Rinoceronte Blanco, de 2009), no tenía ganas de
lidiar con algunas cosas: no quería pensar en qué se espera de un disco o cómo
llegar a más gente, porque me ponía de muy mal humor y era una carrera que no
iba a poder ganar nunca, y que no me interesa ganar. La sensación de Rino
siempre fue muy liberadora, muy de 'qué suerte que lo hice así', entonces ganó
esa idea primaria”, explica el músico sin obviar el aprendizaje que ha
cultivado a lo largo de los años: “Me propuse hacer un disco sin ponerme
ninguna meta estúpida”.
Para quienes aún no lo conocen, este cantautor del Oeste del
Gran Buenos Aires supo ganarse un merecido prestigio, primero, como guitarrista
de Nuca y, más tarde, como compositor e intérprete de la mano de cuatro discos
solistas previos, que piden a gritos oídos atentos. En su nuevo álbum da un
paso más en la consolidación de su proyecto solista con el trabajo más
pretencioso de su fructífera carrera. Si bien continúa explorando la senda del
pop-rock, lo hace con un tono más introspectivo ya que el eje conceptual gira alrededor
de las sensaciones anímicas que surgen en la soledad de la noche. En esa
incursión, el artista propone a lo nocturno como el protagonista que atraviesa
el disco para contar 13 historias con melodías inquietas, sensibles y
melancólicas. “En ningún momento me puse a buscar o pensar un concepto”, aclara con
sinceridad. “Soy de escribir bastante pero lo que cambio fue que, en un momento,
empecé a sentir que había un relato oculto en las canciones, empezó a aparecer
la idea, y una idea llevó a otra y de repente estábamos metidos en la Nocturnidad ”.
Además de las cuidadas composiciones, otra marca distintiva,
presente en cada uno de sus trabajos, es el atractivo arte que acompaña a la
edición física del disco, demostrando una preocupación por estar pendiente en
cada detalle. En esta oportunidad, el músico reunió a 20 artistas de distintas
disciplinas para plasmar la nocturnidad a través de diferentes puntos
de vista y acompañar con ilustraciones los diversos climas del álbum. “Cuando
apareció la Nocturnidad
como personaje, surgió la idea del libro. En un principio no teníamos muy
definido como iba a ser. Idas y venidas terminaron en la sugerencia: 'Y si invitamos
a gente que nos gusta'. Ahí empezó una ametralladora de mails a un montón de
gente y cómo a más de la mitad no los conocíamos y eran gente muy instalada, armamos
una caja con discos, fotos, una carta que explicaba cómo nacía y cuál era el
espíritu del proyecto y el modelo de contrato de no exclusividad, que dejaba en
claro que la obra era del autor. Lo armamos bien para que no sientan que íbamos
a hacer un mal uso de su obra”, revela el cantante, quien afirma que el
intercambio artístico con gente de otras ramas es “interesante” y permite “abrir
un poco el juego”.
Dentro de esa destacada lista se encuentra el diseñador gráfico y artista plástico Juan Pablo Cambariere, conocido por sus diseños para la portada del Suplemento No y
diversas tapas de discos (San Cristoforo, de Luís A. Spinetta; Canciones de
cuna al palo, de Divididos; Spaghetti Boogie, de Javier Malosetti), entre
otros trabajos. “Con
Juan Pablo cruzamos unos mails y le lleve la caja a la casa, pero justo se
estaba yendo de viaje y me dijo: 'Cuando vuelvo hablamos'. Y así paso con muchos.
Entonces en un momento estaba en el aire, tres me habían dicho que si, los más
cercanos, y había que esperar qué pasaba con el resto. Al poco tiempo empecé a
recibir las respuestas: primero la de Juan Pablo, que me decía: 'Fui en el
viaje escuchando el disco y está buenísimo. Me encanta la idea, conta conmigo'.
Después empezaron a aparecer otros mails y todo comenzó a tomar forma”. El
pintor Gabriel Sainz fue otro de los artistas que dejó su reconocible firma: “Con
algunos que habíamos hecho una tímida relación con buenas formas de mails, me
escribieron después más copados: '¡Qué bueno que esta el disco!' o 'Leí tal
nota'. Empezó una cosa más pasional que estuvo muy buena y otros, como Gabriel
Sainz, se mostraron comprometidos desde el primer día. Al principio, él
pregunto bastante y me gustó esa actitud. Después nos pasamos música, yo le
mandaba cosas sin mezclar, y también hubo muchos mails copados, dignos de un
libro. Quizás para más adelante”, bromea entre risas.
Por primera vez en su trayectoria solista, Nicolás grabó en el
estudio junto a la excelente banda que lo acompaña desde hace tiempo. “Me costó mucho volver a tocar con una banda y capaz que si
no hubieran sido ellos, no lo hubiese logrado. La historia vivida con Nuca fue
bastante fuerte y dejó muchas cosas que necesitaba filtrar y entender. Siento
que necesite esos tres o cuatro años para procesar toda esa información”,
reflexiona el cantante sobre su pasado conflictuado y su presente prominente,
que lo encuentra acompañado por Mauro Duek (guitarra),
Alejo Lecuona (bajo), Matías Montes (batería) y Guillermo Hindi (piano). “A
diferencia de ‘Marea Viva’ (su anterior álbum), ‘El Nocturno’ es un disco
construido 100% en la sala y ahí está la composición de todos. Se dio todo de
una manera lo más abierta y natural posible porque ellos son una parte
fundamental en el proyecto”, indica el guitarrista, que bajo el seudónimo de Nico
Pulso editó sus primeros LP: “Girasoles de plomo” (2002) y “Jugo del limón”
(2003). Además, los integrantes del grupo colaboraron en el material gráfico
del disco físico: Mientras Mauro aportó una foto (“Una de las obras que más me
gustan”, indica), Matías se encargó del prologo (“Mati lee y escribe mucho, y
estaba bueno que lo escriba él”, apunta). “Por fuera de su instrumento y de la
música, tienen otras pretensiones artísticas, que son muy interesantes. Y esta
era una buena oportunidad para mostrar esa otra faceta”, destaca con cierto carácter
paternal.
A la hora de la producción, Martin buscó a dos viejos conocidos
y especialista en la materia: Matías Méndez
(El Chávez, ex aliado en Nuca y productor del debut solista) y Juan Ignacio
Serrano (Juanito el cantor, productor de “Rinoceronte Blanco”). “Fue lo
único pensado antes de comenzar”, advierte y
desarrolla: “Por el tipo de disco más emocional que presentía que íbamos
a hacer, necesitaba en la producción gente amiga, que me conozca lo máximo
posible para brindarme su apoyo. Como suele ocurrir, hubo cosas en las que no coincidíamos
pero siempre sentí que el disco estaba en las mejores manos”. Algo similar ocurrió con los músicos invitados: Maria
José Galeano, de Doña María (“Es mi profesora de canto y siempre fui muy
cercano a Doña. La idea era convocar a los amigos y llevarlos al disco”,
sostiene) y Julián Gándara: “Su trabajo es impresionante. Era una manera de
invitar a alguien que todos admirábamos y sentíamos que le iba a dar un carácter
muy especial al disco. No nos equivocamos, fue maravilloso”.
Una
parte del material fue registrado en Unísono, el estudio de Gustavo Cerati. “En la
música que hago hay una influencia grande de Cerati, pero al principio no pensé
mucho en donde íbamos a grabar porque estaba con la cabeza puesta en el disco, preocupado
por las canciones, por ensayar y por conseguir la plata (risas). Después de la
primera sesión, en la que grabamos con unos equipos que eran de él, me cayó la
ficha. Cuando llegue a mi casa fue un flash, no me puse a llorar de casualidad,
porque fue muy loco estar grabando en la casa de él con sus cosas, con sus discos
ahí, en esa atmósfera. Esa misma noche cruzamos unos mensajes con los chicos y
todos coincidimos en que había sido muy fuerte”, relata aún extasiado. Mientras
que las voces fueron grabadas en
ION, el mítico estudio de grabación independiente, que surgió en los 50 para
congregar a aquellos músicos que necesitaban grabar pero no tenían un acuerdo
con las compañías de esa época. “Esta vez fuimos muy irresponsable con muchas
cosas, no se pensó demasiado en el presupuesto. No había necesidad de grabar las
voces en ION y sin embargo las grabamos ahí. Parecía el disco de una persona que
sabía que se iba a morir y se quería dar todos los gustos (risas). Lo mismo con
el libro, fue todo un gran capricho. Lo escucho y me encanta, entonces fue una
buena decisión”.
“El Nocturno”: tema por tema
1 - Domingo
“Es
el tema más viejo. Fue la última canción que había escrito para ‘Marea Viva’
cuando estábamos entrando a grabar las voces. Quedó afuera y era una cuenta
pendiente. Además fue el primer tema que tocamos en el primer ensayo con la
banda. Por eso es una canción muy simbólica”
2 - Tecno
“Había
una primera parte que ya tenía escrita desde antes, la habíamos empezado con
Manu, de Nuca. Escribimos muchas canciones juntos. La retome porque tenía una
impronta rockera y le venía muy bien a la banda”.
3 - Viamonte
“Es
la primera composición original de ‘El Nocturno’. Cuando empecé la etapa
compositiva, sin saber aún del concepto, dije: 'Esta va a ir a un disco',
porque sentía que era diferente y que iba a marcar el rumbo de todo”.
4 - Tormenta
“Hubo
dos etapas: por un lado, están las primeras canciones, que las tocamos mucho
con la banda (‘Tecno’, ‘Viamonte’, ‘Domingo’), y por el otro, están las que
pertenecen a la etapa que llegó un mes antes de grabar. “Tormenta” estaba ahí,
en ese último caminito que hicimos antes de grabar. Nos faltaba medio disco, no
se sabía lo que iba a pasar, y apareció “Tormenta”. Me gusta mucho, la
composición fue muy natural”.
5 - Fuego
“Una
de la que más me gusta del disco y una de las más profundas. Es una canción muy
personal. La letra la termine en un viaje en Uruguay. Estaban pasando cosas
cuando la escribí y se nota. En un punto hay muchas cosas ligadas a la idea de
la finitud y de la muerte, aunque no parezca. El personaje tiene presente la
noción de finitud constantemente. La letra dice: 'El amor nos lleva a pasar la
noche en vela', es una persona que se está entregando y está la sensación:
'Bueno ya fue todo'. Eso también pasó con el disco, cuando nos planteamos hacerlo
sin ponernos ninguna meta estupida ni que le llegue a más gente, ni que le
guste a un productor, ni que sea apto para tocar en un festival. Es una canción
que hace referencia a abrir la cabeza”.
6 - Cálamo
“Hay
un fragmento de la canción que dice: ‘El golpe que libera’, y pasa algo similar
a lo que ocurría con ‘Fuego’, es el golpe que te dice: ‘Basta de pensar en estupideces.
Vamos a lo nuestro’”.
7 - Cuerpo Claro
“Es
una historia muy concreta de una persona cercana, que estaba atravesando una
situación difícil. La influencia de esta situación, me termina disparando las
sensaciones que generan la canción”.
8 - Sin saber
“Es
una historia personal. Sigue la misma tendencia que las anteriores por eso el
disco tiene un relato tan marcado. Es una canción de despegue del viejo
paradigma a la hora de hacer las cosas, por eso dice: ‘Tentado pero dije que
no’”.
9 - Noche absurda
“Es
la más enojada del disco. Al igual que ‘Tecno’ tenía algunas cosas (muy pocas)
de antes: una estrofa, una melodía y algunas cosas que había programado Manu. Es
muy difícil retomar canciones viejas, pero para que ocurra tiene que haber algo
en el espíritu de la canción que sea actual. La canción tiene un enojo total y
hay una parte de ‘El Nocturno’ que está enojada”.
10 - No fue
“Es
una canción simple. Es una historia, algo parecido a ‘Cuerpo Claro’ en ese
aspecto. Es una imagen de la calle que terminó en una canción pero no muy conscientemente”.
11 - Algo de vos
“Es
una canción muy romántica. Hay frases de Mauro (Duek) muy buenas. Tiene un
romanticismo que me recuerda un poco a algunas canciones de Rino. Fue una
canción que se escribió de forma inmediata y estaba lista para ser tocada, y la
banda enseguida la hizo sonar. De hecho, la tocamos en la presentación de ‘Marea
Viva’”.
12 - A casa
“Después
de ‘Fuego’, viene ésta entre mis favoritas. Está mal que lo diga yo pero es una
gran canción. Tiene un viaje introspectivo demoledor y creo que es la primera
canción en la que me expongo tanto en lo emocional. No es una historia
concreta, es algo más simbólico y otra vez aparece la idea del tiempo y la
finitud”.
13 - Nocturno
“Es
la última canción que escribí y es una gran síntesis del espíritu del disco.
Más allá de que sonoramente pasan muchas cosas, lo que se dice y lo que le pasa
al personaje, todo está resumido perfectamente en este tema. Tiene mucha mucha
mucha pasión”.
Publicada en Rock.com.ar
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