miércoles, 26 de marzo de 2014

El Chávez: Cumbia-Reggae-Powerdub for export

El músico y productor define el momento actual de su banda y señala la importancia de presentarse, por primera vez, en uno de los festivales de música más importantes de América Latina: “Tocas en el Vive Latino y sos Gardel”.
  
“Venimos haciendo un camino sólido y tranquilo. Cómo ya estamos todos grandecitos y vimos como viene el panorama, la idea es pasarla bien, disfrutar y no hacer cosas innecesarias. Muchas veces veo bandas que, por la presión de que funcione o para generar plata, toman decisiones incorrectas y no es nuestro caso, que estamos tranquilos haciendo un trabajo arduo pero reconfortante. Estamos haciendo bien las cosas, los discos están cada vez mejor y tenemos más repercusión. El aprendizaje que saque de mi anterior proyecto es que hay que restarle importancia a esa presión, no creer que la banda te va a salvar la vida, entonces este grupo se manejó con otros parámetros y se desarrolló con mucho cuidado”, observa El Chávez, esa especie de alter ego de Matías Méndez.

Pese a su juventud, Matías habla con sabiduría. Por algo en el Oeste bonaerense es considerado el gran comandante. Su historia en el rock inició en 1996, a los 18 años, como baterista y fundador de Árbol. Un pasaje de su vida que culminó, tras una discusión con Gustavo Santaolalla (productor del poderoso vegetal), en un alejamiento anticipado y un nuevo proyecto: Nuca, un pretencioso grupo de power dub con el que editó tres discos que revolucionaron la escena musical y hoy suenan tan audaces y frescos como en el momento de su publicación. Luego llegó su etapa actual, en la que El Chávez le pone su firma al grupo y explota aún más su insaciable apetito experimentador y una desprejuiciada visión de futuro. Además, en su faceta de productor pasaron por sus manos infinidad de bandas desde las emergentes Shambala, Ojas y Yicos hasta la primera línea de la música latina: Gustavo Cordera, No Te Va Gustar, Fidel Nadal, Kchiporros y Kapanga.   

Tras la edición del excelente debut (“Morón City Groove”) y el EP “Casanova Style”,el quinteto  publicó “Brooklyn Güiros”, el tercer trabajo que completa una trilogía imperfecta, bailable y experimental. “La idea del nombre era que siguiera el estilo de los dos discos anteriores para que parezca que hacemos las cosas de un modo sensato”, bromea con una sonrisa cómplice. Al escucharlo hablar de música y el tono pedagógico con el que explica cada concepto, se puede advertir que Matías es un apasionado de lo que hace. “Me gustaba la idea de tener una trilogía sonora y que los nombres de los discos le den esa identidad. Además está presente esa influencia que tengo de los Beastie Boys, pibes blancos de clase media alta que tomaron la música que hacían los negros de los barrios más picantotes, como el funk y el hip hop. Ellos agarraron eso y lo incorporaron a su forma de hacer música y desarrollaron un estilo propio. Me siento identificado con esa forma de hacer música y puntualmente con la de ellos. La diferencia es que yo agarre la cumbia y la adapte”.

Por la cantidad de shows del grupo y su labor de productor (“Estoy terminando y empezando muchos discos”, indica), el proceso de composición de El Chávez depende de muchos factores pero principalmente de encontrar algún momento libre para plasmar esa idea inicial. "No decido: ‘Ahora voy a hacer un disco’, en cualquier momento empezamos a hacerlo", advierte el músico y desarrolla: "Es un trabajo constante, arranca siendo una canción o un día se me ocurre una idea, llegó a mi casa, me siento un rato, armo algo, grabo, escribo, canto en el celular. Voy juntando material hasta que tengo suficiente y me pongo a ordenarlo. Nos metemos en otro estudio con los músicos y le damos una vuelta de rosca. Es una forma caótica, simplemente va sucediendo. Aparte, como estoy todo el día en un estudio grabando con otra gente, siempre el comienzo de los discos es en momentos del día medio marginales: a la mañana, temprano, o a la noche, tarde".

En la actualidad, la banda se encuentra consolidada y ello se refleja en el sonido maduro de su más reciente trabajo, “Brooklyn Güiros”, en el que se destaca una variedad de ritmos ensamblados de manera magistral. “Como tocamos mucho con la misma banda desde hace ya dos años hay una química y está súper sólida. Sabemos qué nos gusta tocar y qué no funciona, dónde la banda se siente cómoda”, analiza el presente del grupo sin eludir la autocrítica: “Lo que venía faltando era momentos un poco más eléctricos, como traer algunas cosas de Nuca. Entonces tenía ganas de mezclar la cumbia con esos riffs y esa intensidad, puntualmente en ‘Electro Sapucai’. Después quería seguir desarrollando ese estilo particular que tenemos, la cumbia con funk, que a mi me gusta y me sale natural. También abrí un poco a la veta más cancionera y trate de unir esos dos mundos que estaban en mi: La cosa bailable con el chabón que hace cancioncitas con la guitarra bajo un árbol, que me encanta y siento que de ahora en más todo va a ir para ese lado, porque hoy estoy muy identificado con esa sensibilidad de la canción, sin perder lo bailable”.

El grupo tenía el firme deseo de expandir el proyecto fronteras afuera y para ello el primer desafío fue ir a probar suerte a México. “Es más grande todo, hay más revistas, más radios, más lugares para tocar, y tienen otra actitud con la música nueva, hay más avidez. Acá es como más carretón”. Aprovechando la globalización de la comunicación, le enviaron un mail con “una especie de curriculum” a la productora Intolerancia, una agencia de booking de shows, que llevó a muchas bandas que produjo Méndez como No Te Va Gustar, Kapanga y Kchiporros. “Tenía buenas referencias porque son gente que labura mucho y desarrolla a los grupos”, afirma el ex líder de Nuca, quien aún se sorprende por la respuesta recibida: “Nos contestaron a las dos horas, diciéndonos: 'Si, si, El Chávez. Tal tema está buenísimo. ¿Cuando vienen?'”, rememora la situación y reconoce que esperaban “más regateo”. 

A partir de esa invitación comenzaron a armar la gira y aprovecharon toda la parafernalia del viaje para hacer una breve visita a Chile. “Era una apuesta, porque un productor siempre nos quería llevar pero nunca le terminaban de dar los costos. Así que aprovechamos la ida a México para hacer una escala de 12 horas en Santiago, tomarnos unos piscos, tocar y del camarín nos fuimos al aeropuerto. Sabíamos que era una fecha guerrera porque tocábamos un martes, no teníamos promoción allá y era en un lugar como La Trastienda, un megalugar re copado con capacidad para 700 personas y había 70. Así que hicimos lo nuestro y estuvo increíble. Las 70 personas estaban prendidas fuego y el productor vio nuestra actitud en vivo. Nos sirvió como abre camino”, detalla el músico. “Lo de México ya fue otra cosa porque fuimos a ponerle el cuerpo a la edición mexicana de ‘Morón City Groove’, teníamos estipulados ocho o nueve shows, habíamos hecho prensa y era la primera de una historia que sabemos que vamos a tener ahí. ¡Nos fue súper bien! Como toda primera gira, tocamos en lugares para poca gente pero la recepción del público fue brutal”, analiza con orgullo, elevando el tono de su voz en aquellas palabras que por su importancia desearía que fueran mayúsculas.   

Mientras terminan de cerrar algunas fechas en Paraguay, Chile y Perú, la historia en México tendrá su segundo capítulo más rápido de lo esperado, porque el quinteto - que se completa con Eugenia Insaurralde (voz y ukelele), Manuko Ruiz (bajo),  Sebastián Cavalletti (batería) y Matías Pascuale (guitarras) – regresará para presentarse en el Vive Latino. La convocatoria llegó por intermedio del sello que los editó allí: “Nos dijeron: ‘Podemos meter dos o tres bandas en el festival. Tenemos 150 bandas, pero queremos que sean ustedes. Las condiciones son estas, ¿Vienen?' y les respondimos: 'Si, vamos como sea, nadando o en barco'. Son directos y quieren que les demuestren lo mismo”, señala. El debut en uno de los festivales de rock más importantes de América Latina será el próximo domingo 30 de marzo, a las 19:15, en la Carpa Intolerante. “Se dio y es muy loco, porque va a ser la segunda vez que vamos a México. Todas las demás bandas no preguntaban como habíamos hecho, porque ellos habían tenido que ir durante cuatro años seguidos para acceder al festival. Entonces lo tomamos como una buena señal y estamos entusiasmados porque, si bien acá no tiene mucha trascendencia, en México es lo más. Tocas en el Vive Latino y sos Gardel. Para la prensa y para el público, es un antes y un después”.


El primer corte de “Brooklyn Güiros” cuenta con un invitado de lujo como es Fidel Nadal, ex líder de Todos tus Muertos, a quien El Chávez le había producido el disco “Llego el momento”. “La invitación a Fidel se dio porque había terminado de hacer su disco, nos hicimos amigotes, pegamos buena onda, entonces era como darme un gusto, era un sueño. Que de no haberlo conocido, nunca se lo hubiese pedido. Había una onda concreta”, sostiene el productor, que actualmente está trabajando con algunas bandas ascendentes como Camineros, Viejo Farol y Espina de cristal. 

Publicada en Rock.com.ar

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