El
músico y productor define el momento actual de su banda y señala la importancia
de presentarse, por primera vez, en uno de los festivales de música más
importantes de América Latina: “Tocas en el Vive Latino y sos
Gardel”.
“Venimos haciendo un camino sólido y tranquilo. Cómo ya
estamos todos grandecitos y vimos como viene el panorama, la idea es pasarla
bien, disfrutar y no hacer cosas innecesarias. Muchas veces veo bandas que, por
la presión de que funcione o para generar plata, toman decisiones incorrectas y
no es nuestro caso, que estamos tranquilos haciendo un trabajo arduo pero
reconfortante. Estamos haciendo bien las cosas, los discos están cada vez mejor
y tenemos más repercusión. El aprendizaje que saque de mi anterior proyecto es
que hay que restarle importancia a esa presión, no creer que la banda te va a
salvar la vida, entonces este grupo se manejó con otros parámetros y se
desarrolló con mucho cuidado”, observa El Chávez, esa especie de alter ego de
Matías Méndez.
Pese a su juventud, Matías habla con sabiduría. Por algo en
el Oeste bonaerense es considerado el gran comandante. Su historia en el rock inició en 1996, a los 18 años, como
baterista y fundador de Árbol. Un pasaje de su vida que culminó, tras una
discusión con Gustavo Santaolalla (productor del poderoso vegetal), en un
alejamiento anticipado y un nuevo proyecto: Nuca, un pretencioso grupo de power
dub con el que editó tres discos que revolucionaron la escena musical y hoy
suenan tan audaces y frescos como en el momento de su publicación. Luego llegó
su etapa actual, en la que El Chávez le pone su firma al
grupo y explota aún más su
insaciable apetito experimentador y una desprejuiciada visión de futuro. Además, en su faceta de productor pasaron por sus manos
infinidad de bandas desde las emergentes Shambala, Ojas y Yicos hasta la
primera línea de la música latina: Gustavo Cordera, No Te Va Gustar, Fidel
Nadal, Kchiporros y Kapanga.
Tras
la edición del excelente debut (“Morón City Groove”) y el EP “Casanova Style”,el
quinteto publicó “Brooklyn Güiros”, el
tercer trabajo que completa una trilogía imperfecta, bailable y experimental. “La idea del nombre era que siguiera
el estilo de los dos discos anteriores para que parezca que hacemos las cosas
de un modo sensato”, bromea con una sonrisa cómplice. Al escucharlo hablar de
música y el tono pedagógico con el que explica cada concepto, se puede advertir
que Matías es un apasionado de lo que hace. “Me gustaba la idea de tener una
trilogía sonora y que los nombres de los discos le den esa identidad. Además está
presente esa influencia que tengo de los Beastie
Boys, pibes blancos de
clase media alta que tomaron la música que hacían los negros de los barrios más
picantotes, como el funk y el hip hop. Ellos agarraron eso y lo incorporaron a
su forma de hacer música y desarrollaron un estilo propio. Me siento
identificado con esa forma de hacer música y puntualmente con la de ellos. La
diferencia es que yo agarre la cumbia y la adapte”.
Por la
cantidad de shows del grupo y su labor de productor (“Estoy terminando y
empezando muchos discos”, indica), el proceso de composición de El Chávez
depende de muchos factores pero principalmente de encontrar algún momento libre
para plasmar esa idea inicial. "No decido: ‘Ahora voy a hacer un disco’,
en cualquier momento empezamos a hacerlo", advierte el músico y
desarrolla: "Es un trabajo constante, arranca siendo una canción o un día
se me ocurre una idea, llegó a mi casa, me siento un rato, armo algo, grabo,
escribo, canto en el celular. Voy juntando material hasta que tengo suficiente
y me pongo a ordenarlo. Nos metemos en otro estudio con los músicos y le damos
una vuelta de rosca. Es una forma caótica, simplemente va sucediendo. Aparte,
como estoy todo el día en un estudio grabando con otra gente, siempre el
comienzo de los discos es en momentos del día medio marginales: a la mañana,
temprano, o a la noche, tarde".
En la
actualidad, la banda se encuentra consolidada y ello se refleja en el sonido
maduro de su más reciente trabajo, “Brooklyn
Güiros”, en el que se
destaca una variedad de ritmos ensamblados de manera magistral. “Como tocamos
mucho con la misma banda desde hace ya dos años hay una química y está súper
sólida. Sabemos qué nos gusta tocar y qué no funciona, dónde la banda se siente
cómoda”, analiza el presente del grupo sin eludir la autocrítica: “Lo que venía
faltando era momentos un poco más eléctricos, como traer algunas cosas de Nuca.
Entonces tenía ganas de mezclar la cumbia con esos riffs y esa intensidad,
puntualmente en ‘Electro Sapucai’. Después quería seguir desarrollando ese
estilo particular que tenemos, la cumbia con funk, que a mi me gusta y me sale
natural. También abrí un poco a la veta más cancionera y trate de unir esos dos
mundos que estaban en mi: La cosa bailable con el chabón que hace cancioncitas
con la guitarra bajo un árbol, que me encanta y siento que de ahora en más todo
va a ir para ese lado, porque hoy estoy muy identificado con esa sensibilidad
de la canción, sin perder lo bailable”.
El grupo tenía el firme deseo de expandir el proyecto
fronteras afuera y para ello el primer desafío fue ir a probar suerte a México.
“Es más grande todo, hay más revistas, más radios, más lugares para tocar, y
tienen otra actitud con la música nueva, hay más avidez. Acá es como más
carretón”. Aprovechando la globalización de la comunicación, le enviaron un
mail con “una especie de curriculum” a la productora Intolerancia, una agencia
de booking de shows, que llevó a muchas bandas que produjo Méndez como No Te Va
Gustar, Kapanga y Kchiporros. “Tenía buenas referencias porque son gente que
labura mucho y desarrolla a los grupos”, afirma el ex líder de Nuca, quien aún
se sorprende por la respuesta recibida: “Nos contestaron a las dos horas,
diciéndonos: 'Si, si, El Chávez. Tal tema está buenísimo. ¿Cuando vienen?'”,
rememora la situación y reconoce que esperaban “más regateo”.
A partir de esa invitación comenzaron a armar la gira y
aprovecharon toda la parafernalia del viaje para hacer una breve visita a
Chile. “Era una apuesta, porque un productor siempre nos quería llevar pero
nunca le terminaban de dar los costos. Así que aprovechamos la ida a México
para hacer una escala de 12 horas en Santiago, tomarnos unos piscos, tocar y
del camarín nos fuimos al aeropuerto. Sabíamos que era una fecha guerrera
porque tocábamos un martes, no teníamos promoción allá y era en un lugar como La Trastienda , un
megalugar re copado con capacidad para 700 personas y había 70. Así que hicimos
lo nuestro y estuvo increíble. Las 70 personas estaban prendidas fuego y el
productor vio nuestra actitud en vivo. Nos sirvió como abre camino”, detalla el
músico. “Lo de México ya fue otra cosa porque fuimos a ponerle el cuerpo a la
edición mexicana de ‘Morón City Groove’, teníamos estipulados ocho o nueve
shows, habíamos hecho prensa y era la primera de una historia que sabemos que
vamos a tener ahí. ¡Nos fue súper bien! Como toda primera gira, tocamos en
lugares para poca gente pero la recepción del público fue brutal”, analiza con
orgullo, elevando el tono de su voz en aquellas palabras que por su importancia
desearía que fueran mayúsculas.
Mientras terminan de cerrar algunas fechas en Paraguay,
Chile y Perú, la historia en México tendrá su segundo capítulo más rápido de lo
esperado, porque el quinteto - que se completa con Eugenia Insaurralde (voz y ukelele), Manuko Ruiz
(bajo), Sebastián Cavalletti (batería) y Matías Pascuale (guitarras) – regresará para presentarse en el
Vive Latino. La convocatoria llegó por intermedio del sello que los editó allí:
“Nos dijeron: ‘Podemos meter dos o tres bandas en el festival. Tenemos 150
bandas, pero queremos que sean ustedes. Las condiciones son estas, ¿Vienen?' y
les respondimos: 'Si, vamos como sea, nadando o en barco'. Son directos y
quieren que les demuestren lo mismo”, señala. El debut en uno de los festivales
de rock más importantes de América Latina será el próximo domingo 30 de marzo,
a las 19:15, en la Carpa Intolerante.
“Se dio y es muy loco, porque va a ser la segunda vez que vamos a
México. Todas las demás bandas no preguntaban como habíamos hecho, porque ellos
habían tenido que ir durante cuatro años seguidos para acceder al festival.
Entonces lo tomamos como una buena señal y estamos entusiasmados porque, si
bien acá no tiene mucha trascendencia, en México es lo más. Tocas en el Vive
Latino y sos Gardel. Para la prensa y para el público, es un antes y un
después”.
El primer
corte de “Brooklyn Güiros” cuenta con un invitado de lujo
como es Fidel Nadal, ex líder de Todos tus Muertos, a quien El Chávez le había
producido el disco “Llego el momento”. “La invitación a Fidel se dio porque
había terminado de hacer su disco, nos hicimos amigotes, pegamos buena onda,
entonces era como darme un gusto, era un sueño. Que de no haberlo conocido,
nunca se lo hubiese pedido. Había una onda concreta”, sostiene el productor,
que actualmente está trabajando con algunas bandas ascendentes como Camineros,
Viejo Farol y Espina de cristal.
Publicada en Rock.com.ar
Publicada en Rock.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario