Fiesta Sudaka en Flores

En la noche del viernes Los Gardelitos desembarcaron en el Teatro Flores para seguir presentando su último disco.

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Para dar con los orígenes de Los Gardelitos hay que remontarse 14 años atrás en plena época de la convertibilidad, que impulsaba Domingo Cavallo durante la funesta presidencia de Carlos Menem, mientras la mayoría de las familias argentinas prefería veranear en el exterior, los Suárez apostaban a un proyecto musical que incluía a toda la familia, Korneta (padre) y Eli (hijo mayor) se ocupaban de las voces y guitarras, Bruno (hijo menor) de la batería, Juli (madre) de la escenografía y coros, y Cinthia (hija mujer) siempre tenía las puertas abiertas para sumarse a los coros. El único foráneo era Jorge Rossi (ex Intoxicados y actual Manto), en bajo.

Actualmente de aquella originaria formación solo continua Eli, ya que en 2002 ingresaron Martín Ale (bajo) y Horacio Ale (bateria) en lugar de Rossi y del menor de los Suarez, y dos años después de que se sumaran los nuevos integrantes se produjo el deceso de korneta, en un episodio confuso tras ausentarse de su casa por varios días. Este hecho forjaría el mito del cantante de las barbas largas y blancuzcas, que subsiste entre los jóvenes que siguen a Los Gardeles, aunque nunca vieron a Korneta en vivo.

A las 21:30, el ex Teatro Fénix era una caldera, en medio de los cánticos que recordaban al líder fallecido comenzó a sonar “El día que me quieras” en la voz inigualable de Carlos Gardel (“Era el alma del pueblo, pero sabía tomar champagne y moverse con elegancia en París”, explicaba, años atrás, Korneta su admiración por el Zorzal Criollo, de quien deriva el nombre de la banda.) Una vez finalizada la intro tanguera, el trío apareció en el escenario, elegantemente vestidos de traje, para desatar la “fiesta sudaka” con dos temas del último disco («Oxígeno») “Los penitentes” y “Sueños de metal”, pero el público estalló con la triada de clásicos conformada por “Volveré en tus ojos”, “Y todavía quieren más” y “Envuelto en llamas.”

Ésta formula se repitió a lo largo del show con gran eficacia, los potentes temas de la placa editada en 2008 se mezclaron con las gemas gardelianas de antaño, así “Donde las lunas despiertan” y “El sobreviviente” convivieron con “Gardeliando” , de la misma manera que “Oxigeno” y “Cuídate del mundo” lo hicieron con “El comandante Marcos”, para conformar una lista heterogénea. Las pocas palabras que esgrimió Eli le dieron entidad al tema “Anabel”: “Hablábamos del comandante Marcos, ahora vamos a cantar una canción que cuenta una historia no menos heroica aunque mucho más anónima”.

Si bien Eli Suárez no tiene el carisma que destacaba a Korneta, acarrea de manera aceptable con el rol de líder de la banda y su labor como guitarrista es elocuente. En tanto que la base conformada por los Ale, el padre en la batería y su hijo en el bajo, no descolla pero brinda los elementos necesarios para pasar del rock a la chacarera y por las disímiles temáticas, desde la invocación a favor de la unión latinoamericana (“América del sur”), hasta las crítica a las formas de vida consumistas de las sociedades actuales (“Una roca en el humo”), para desencadenar en el baile tribal en “Los querandíes” con el canto del público “vamo los gardeles.”

En la recta final, los bises comenzaron con un sonido contundente a través de “Dueños del poder” y “Nadie cree en mi canción”, luego bajaron la intensidad con “Amando a mi guitarra” y retomaron a toda potencia con “Monoblock” y “Mezclas raras” (único tema de «Oxigeno» que fue compuesto por Eli), una vez finalizado el último tema el cantante se refirió a la sentencia por el juicio de Cromañon: “Esperemos que se haga justicia por la memoria de los chicos y que paguen los que tienen el poder.”

Durante dos horas que duró la presentación, Los Gardelitos ratificaron su poder de convocatoria y una trayectoria que habla por si sola.

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Gardeliando
Anabel
América del sur
Crimen del autocine
Los Querandies
Amando a mi guitarra