Con una importante convocatoria, Antü y Mejor Actor de
Reparto se presentaron, el pasado viernes, en el reducto de Palermo con un
combo explosivo que hizo rockear y bailar a todos.
Si bien ambas bandas no tienen mucho en común en cuanto a lo
musical, una abarca diversos géneros con una impronta latina y bailable, y la
otra se destaca por un rock crudo y con ciertos tintes oscuros. Mucho menos se
puede comparar la actualidad de cada una, recordemos que Antü, que cuenta con
una prestigiosa trayectoria sostenida con tres discos tan versátiles como
geniales, había anunciado que era su último show; mientras que Mejor Actor…,
con apenas cinco años de vida, crece a paso firme y cuenta con un debut
discográfico imprescindible para cualquier fervoroso rockero. Producto de la
promiscuidad del Oeste, como dijo alguna vez el ex manager de una importante
banda de la zona, decidieron compartir escenario y, con sus respectivas
propuestas, cautivaron al público presente.
Todo el tiempo la
música está fuerte...
Antes de la presentación, Mauro Duek, el líder de Mejor
Actor de Reparto, había declarado que iba a ser una gran fecha y una de las
últimas oportunidades para escuchar en vivo aquellos temas que integran el
primer disco de la banda. Quienes tuvieron la fortuna de estar presentes en Niceto
(porque fue uno de esos show que quedaran en la memoria por un buen tiempo) sintieron
en carne propia la precisión de las palabras del cantante en los primeros
instantes del: La rabiosa “Probablemente nada” y el tema nuevo “Sexto C” dieron
el puntapié inicial y de ahí en más el repertorio adquirió una dinámica
impresionante.
“Lo llenamos. No lo podemos creer, somos un montón”, expresó
Duek con emoción y asombro sobre la gran convocatoria que se dio cita en el
reducto de Palermo. El cantante y guitarrista estuvo muy comunicativo durante
el breve pero intenso show y en cada tema se encargó de meter un comentario: en
“Sábado” incluyó una dedicatoria para alguien del público, luego presentó la
popular “El Oscar” en tono de broma (“Ahora vamos a tocar la del Oscar”), y
hasta se animó a revelar en contenido de la nostálgica “Construcción”: “Habla
de las construcciones y los posibles derrumbes”, afirmó.
Con una formación de cuarteto rockero, Mejor Actor de
Reparto suena impecable y con la precisión de un reloj suizo: Alejo Lecuona
(bajo), Matías Montes (batería) y Nicolás Martín (guitarra) se lucen enfocados
en sus propios instrumentos y casi que pasan desapercibidos cumpliendo a la
perfección el papel de actores de reparto, para dejarle el protagonismo a
Mauro, que desborda de energía e histrionismo sin abusar de ese rol ni pecar de
exagerado.
Sobre el cierre, el frontman nuevamente tomó la palabra para
agradecer al público, a los organizadores y a Antü (a la que calificó como una
“gran banda”). En cuanto a lo musical, el grupo con orígenes en Haedo redondeo
la lista con tres temas tan frenéticos como vibrantes: “Tan lejos para
encontrarte”, “Abiertamente falso” y “Si queres”, con una esencia punk tanto en
la letra (“Escupile a un ciego, reite de sus ojos, pateale el palo…rompelo todo”)
como en los alaridos del cantante, con claras reminiscencias a Johnny Rotten,
de los Pistols. Y el público los despidió con aplausos y con el mejor
halago que se puede hacer a una banda, pedirle que toquen un tema más.
Son tantos colores
cuando se camina despierto
Luego de un breve receso que sirvió para asimilar todo lo
que había dejado la gran actuación de Mejor actor…, llegó el turno de Antü, una
de las bandas legendarias del Oeste bonaerense que no ha mantenido una
actividad constante a lo largo de los años pero suelen reunirse esporádicamente,
y siempre vale la pena ver con qué sorprenden a sus seguidores. Se abrió el
telón y en el centro del escenario se encuentra el esbelto Guillermo Beresñak,
que luce su habitual remera de Bam-Bam y Pebbles (los hijos del Los
Picapiedras) y el tajo que cruza el ancho de su espalda acusa el paso de los
años.
Como ejercicio lúdico se podría trazar un paralelo entre la
prenda gastada y la banda para analizar esta nueva re-unión y ya van... Es que
los cinco integrantes han madurado, tanto etaria como profesionalmente, y esas
ropas que antes les cabían a la perfección, ahora parece que ya no les sientan
tan bien. Quizás ello explique la denodada búsqueda por adaptar aquellas
composiciones de la adolescencia a su actualidad musical con un resultado que afortunadamente
contó con más puntos a favor que en contra.
Pero ese intento de darle un enfoque más actual a las
canciones tropieza en el inicio del show cuando suena “Circular”, aquella gran
gema que abre el segundo disco “Mar adentro”, de 2005. Una interpretación algo
urgente y la recurrencia, por momentos, a ciertos aires reggaetoneros conspiran
en contra de la nueva versión y no hace más que despertar una enorme nostalgia
por los instrumentos autóctonos que nutrían al tema original. Sin embargo, ese
comienzo en falso se revirtió rápidamente con una sucesión de temas que dejó en
claro la calidad de estos músicos y la variedad de colores que habitan en su
repertorio.
Así partieron de la cumbia (“El camino” y “Encontre una
razón”, casi un homenaje a “La guitarra”, de los Decadentes: “Encontré una
razón para ser feliz. Quererte mucho y tocar la guitarra”), pasaron a la
canción (“Doblar” y “Caer”), se instalaron en el funk (“Negra”) y arremetieron
con una hiperdinámica milonga (“Esperanza”). Pero dentro de la lista hay que
destacar la excelente re-versión de “Ojos rotos”, un gran acierto. Promediando
el show, Beresñak agradeció a los presentes: “Muchas gracias amigos. Estamos
muy felices de compartir esta noche con ustedes”.
En el cierre de la noche, el quinteto de Castelar, que se completa con Juan
Ignacio Serrano (guitarra y voz), Sergio García (bajo y coros), Matías Ruiz (batería)
y Gabriel Santamaría (guitarra), continuó con el imbatible plan bailable con
“Yenifer y su auto mágico”, “Niebla” y “Sostengan la luna”. Cuando el público
se preparaba para los bises, se cerró el telón y abruptamente se despidieron
¿definitivamente o por un tiempo?. Quien sabe. Mientras se espera por su vuelta
a los escenarios sostengan la luna…el tiempo es inevitable.
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