sábado, 11 de abril de 2009

La Peña es la dueña hasta el amanecer

Tras la presentación en el Festival Internacional Folklore Buenos Aires, en La Plata, la Peña Eléctrica volvió a Niceto con la actuación central de El vislumbre del esteko.



La Peña Eléctrica surgió en 2002, en un sótano del Abasto porteño, y desde ese momento reúne al nuevo embrión del folklore argentino, que reivindica el espíritu de la música popular fusionándola con otras vertientes como el rock, la electrónica, el reggae y la cumbia para dar como resultado power chacareras, carnavalitos psicodélicos y bagualas rockers. Es una mezcla de la impronta sonora tradicional que mamaron de chicos (muchos de estos músicos poseen un innegable legado folklórico) y las nuevas propuestas musicales que absorbieron a medida que fueron creciendo.  

Imperio Diablo – un colorido proyecto denominado Beat Villa, que combina la música andina con elementos del hip hop, el reggae y la electrónica, y que cuenta con un Vj que proyecta imágenes y el ballet de danzas típicas, Amerindia - abrió la Peña Eléctrica celebrada en Niceto con el tema “Fiesta del interior”, presagiando lo que ocurriría más tarde cuando se subieran al escenario los santiagueños de El Vislumbre del Esteko.

La cantante Cecilia Wara, transmite alegría con una infranqueable sonrisa y en un andar inquieto suma su charango al sikus y a la quena para confluir en los fieles sonidos del altiplano, mientras invita a un tímido público a aproximarse más cerca del escenario. En vivo, Imperio Diablo logra imprimirle un tono más enérgico a los temas “Rebelión Aymará”, “Brille libre”, “Bailar”, “Diablada” (con la figura del diablo, propio de los rituales paganos de Bolivia, bailando entre los músicos), “Ninia cereza” y “Huay not”, pertenecientes a su homónimo debut discográfico.

Semilla, que cuenta con la cautivante voz de Bárbara Palacios, la solidez de Camilo Carabajal (con su look psycho killer) en batería y bombo legüero, el virtuosismo de Leandro Bulacio en teclados y la prestancia de Gabriel Rocca tanto con guitarra criolla como con una Gibson Flying V, desplegó sus potentes chacareras, que el público recibió gustosamente debatiéndose entre hacer pogo o ensayar algún paso de baile. 

Con la habitual cuota de distorsión, el cuarteto comenzó su actuación con “La peñera”, “Cantor del alma” y la versión del tema de los Rolling Stone, “Píntalo de negro”, para luego invitar a Jorgelina y Adrián (profesores de la peña que se lleva a cabo todos los domingos en la catedral de Almagro) a bailar la zamba “Lucecita”.

“Quiero agradecer a todos los que apoyaron esta movida con la que tantos años  venimos remando. Poder tener al Vislumbre del Esteko hoy acá es un sueño”, comentó Bárbara Palacios, y sonaron “Sin querer” y “Vuelve”. “Esperen un poquitito porque vienen unos muchachos que saben un poco de este tema”, se despidió la cantante y guitarrista, dejándole la posta al siguiente grupo.    

Cuando salió a escena El Vislumbre del Esteko, el público explotó en una efusiva ovación, que se repitió entre tema y tema a lo largo del set, ya que los santiagueños son una especie de banda de culto en Buenos Aires. “Rocanrolennnnnnnnn” bromeó el cantante y guitarrista, Santiago Suárez, dicho que corroboraría arriba del escenario, donde exhibe una entrega apasionada y una actitud muy rocker.   

Por el repertorio de El Vislumbre desfilaron chacareras (“Ricurispa”, “Ckeshu sisa”), alguna zamba (“Amar sin condición”), también incluyó chacarera doble (“Del Dios de la chacarera”), guarachas (“Fiebre de amor”, “Siente bien”) para finalizar con la contestataria vidala – guaracha, “¿Que vas a hacer?”(“Esperar que vuelva un Che Guevara, o nos gobierne un tal Fidel. O que venga un europeo a crear papeleras. Y de mierda por miel”). Pero ese no sería el final de la Peña, era solo el comienzo.

La itinerante celebración multicultural continuó en otro sector de Niceto con el desarrollo del Lado B. Esta segunda parte inició con la actuación de Santadiabla, que deslumbró a los espectadores con la gracia de su cantante Micaela Farías Gómez para interpretar temas con aires folklóricos, latinos o flamencos; secundada por el guitarrista Martín Morales y una banda que incluye percusión, flauta y sikus.

Luego de Chakatap vs Zapateo, Demi Carabajal se hizo presente y anunció que haría “tres chacareras y un gato”, entre las que brillaron “Tata Nachi” de Carlos Carabajal, "Mishquila" de Néstor Garnica, "La simple" (tema conocido también como "Solo pa' bailarla" grabado por Peteco, Mercedes Sosa y Los Nocheros y que forma parte del primer disco de Demi titulado «Bajo el cielo santiagueño»).    

Con Tremor en el escenario las nociones tradicionales del folklore se expandieron a límites impensados y la conjunción de beats electrónicos, charango y bombo legüero (marcando el ritmo) transformó a la peña en una rave folklórica. Leonardo Martinelli, líder de este novedoso proyecto, invitó a Bárbara Palacios para interpretar “Chacarera del engaño”, fusionando la cadencia folklórica de Semilla con las texturas electrónicas de Tremor. Finalmente, El vislumbre del esteko volvió a tocar y las chacareras se sucedieron hasta altas horas de la madrugada.

En una oportunidad, Camilo Carabajal subrayó que “el sueño de cada uno es compartir la chacarera con todo el mundo y poner a bailar al público a partir de ese ritmo. La elaboración y la experimentación están al servicio de eso. Los dos mundos son libres y su unión es lógica y natural. Y tal vez eso explique el desarrollo del movimiento”. Una definición más precisa es casi imposible, por eso se recomienda que para disfrutarlo, indefectiblemente hay que vivirlo en carne propia. 

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1 comentario:

No Da Para Más dijo...

Me gusta el blog, también me parece una ideal el espíritu crítico y sin ataduras que ustedes comunican. Ya los enlace a mi blog.
Un abrazo desde Córdoba.