La Zurda se presentó en el marco de la Fiesta Clandestina Clásica e hizo bailar a la numerosa concurrencia que llenó el Teatrito.
La fecha comenzó con Beabella, una banda sueco – argentina que fusiona las raíces latinoamericanas con folk, jazz y pop, y que cuenta con un valor agregado, letras en castellano, ingles y sueco.
Luego de la actuación del circo clandestino, que entre malabares, payasos y rock nos retrotrae de una forma casi lisérgica a la infancia; la banda oriunda de Haedo se presentó por primera vez, en Capital, en este incipiente 2009 tras una gira por la Costa Atlántica.
La Zurda dio inicio a su show con la crudeza de “Huaynot” para internarse con “Hay un lugar” en los albores de su último disco (“Para viajar” de 2007) concebido entre giras por Europa y desde el embrión de la música autóctona con una búsqueda constante de nuevos sonidos y armonías, para dar como resultado una obra tan original como extraordinaria.
“Buenas noches. Somos La zurda, para aquellos que cayeron de paracaidistas”, saludó el cantante y multiinstrumentista Emanuel Yazurlo, y el repertorio continuó con un desfile por la versatilidad musical que acostumbra La Zurda, que recorrió por la canzonetta italiana (“Sonno le mie cossa”), el reggae con predominio de charango (“Sin luz”), la balada acústica (“Para viajar”) y el folklore - rock (“Despacito”).
El momento de la noche llegó con el tema inédito “20 años”, en el cual Yazurlo y Juan Manuel Bruno (guitarra) bajaron del escenario para bailar con el público, lo que demuestra el contacto directo que tienen con sus seguidores, mientras que el resto de los integrantes de la banda fueron presentados como Lenny Kravitz en bajo y Ringo Starr en batería.
El show de la banda del Oeste prosiguió con “Culebron”, tema que integró el debut discográfico, producido por Gustavo Santaolalla, tras ganar un concurso entre 2500 bandas de Iberoamérica. “Nos vamos para el viejo continente”, fue la introducción a otra canción cantada con tonada italiana (“Me piace tanto”) y la fiesta empezaba a llegar a su fin, con el ska “Mimbre y café”.
“¿Qué tocamos?” preguntó el Yazurlo, y Bruno (empuñando una guitarra criolla) ensayó los primeros acordes de “Andaré”, para desatar un estallido de júbilo en los espectadores. “Los últimos” fue el cierre que ameritaba una noche en la cual La Zurda dejo en claro que con el viaje vernáculo y a la vez innovador que proponen en cada uno de sus show, están transitando hacia un futuro muy auspicioso.
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Huaynot
Sin luz
Culebron
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