Los Fabulosos Cadillacs se presentaron en el Estadio Monumental, ante 66 mil espectadores, en el marco del “Satánico Pop Tour”, gira retorno de la banda tras seis años de la separación.
Massacre, quien acompaña a Los Fabulosos Cadillacs en parte de la gira latinoamericana, realizó un breve show de apertura que comenzó con “La reina de marte”, mientras Walas se calzaba unos guantes de cuero y saludaba con su habitual frase: “Hola. Somos los Massacre”.
La lista continuó con “La octava maravilla”, “Divorcio”, “Invasoras amazonas” y “Resurrección”, todos temas pertenecientes al disco “El mamut”, y Walas en su intento por enfervorizar al público, sin mucho éxito, comentó: “Según la prensa británica, Massacre debería estar prohibido por promover y promulgar la alegría.”
En el final, el mejor frontman del rock nacional arremetió con otra frase: “Platón y Sócrates ya habían anunciado el retorno del León” y se calzó una máscara catch mexicano para interpretar “Diferentes maneras”, y se despidió haciendo referencia a que habían cumplido con su tarea de calentarle el escenario a Los Fabulosos Cadillacs.
Los Cadillacs aparecieron en escena, luego de una extensa espera, cuando empezaba a caer la noche, y su repertorio -que recorrió desde el primer disco (“Bares y fondas”) hasta el reciente (“La luz del ritmo”)- fue tan contundente como el comienzo mismo del show, en el cual la seguidilla “Manuel Santillan, el León”, “Mi novia se cayó en un pozo ciego” y “Carmela”, extinguió las expectativas que había creado este retorno.
Los clásicos “Estoy harto de verte con otros” y “El genio de dub” condujeron al saludo de Vicentico: “Hola Arshentina”, que satirizaba la mediática visita de Madonna, a lo que le sumó unas estrofas de “Like a virgin” al final del cover de Ian Dury and the blockheads, “Wake up and make love with me”.
El tema “El aguijón” condujo a un triplete del disco “Rey azúcar” integrado por “Paquito”, “Padre nuestro” (con Pablo Lescano, líder de “Damas Gratis”, presentado como “El príncipe de la cumbia argentina”) y finalmente “Saco azul” (con un solo de bajo de Flavio); al que se le pegaría una oleada de hits conformada por “Siguiendo la luna”, “Demasiada presión” y “V centenario”, sin obviar “Calaveras y diablitos”, “Gitana”, “Carnaval toda la vida” y “Mal bicho”, que produjeron un gran revuelo en el público.
El pico emotivo de la noche llegó con “Los condenaditos”, en cuyo final se exhibieron en las pantallas ubicadas a los costados del escenario, imágenes de Gerardo “Toto” Rotblat, percusionista de la banda entre 1991 y 2002, que falleció en marzo de 2008 a causa de un edema pulmonar. Al reemplazante de Luciano Jr. en la percusión también le dedicaron “La luz del ritmo”, según Vicentico “su nombre y su canción”.
La primera de las dos presentaciones en Buenos Aires llegaría al falso final con “El satánico Dr Cadillac”. Luego, LFC volvieron para interpretar los bises de la mano de “Basta de llamarme así” (Vicentico en armónica), “Vasos vacíos” (otro de los grandes momentos de la noche, que contó con Mimi Maura para conformar el dúo de voz), “Vos sabes” (con un extracto de “Pinball Wizard” de los Who, sobre el final) y la potencia murguera de “Matador”. Y volvieron a retirarse, sin que antes Vicentico desplegara toda su ironía: “Adiós. Nos vemos en 20 años, más o menos. Muchas gracias.”
Al regreso, Flavio tomó la palabra: “Como se los ve un poco cansaditos vamos a hacer un bolero medio maricueco”. Presentó a la nueva formación, constituida por su hijo, Astorboy (en batería) y el de Vicentico, Florián Fernández Capello (en guitarra) y se hizo cargo de la voz mientras su puesto en las cuatro cuerdas lo ocupó Vicentico, para interpretar las dinámicas versiones de los temas de los Clash, “Guns of Brixton”, y de Dead Kennedys, “Let’s Lynch The Landlord”.
El final, casi obligado, estuvo a cargo de “Yo no me sentaría en tu mesa”. Seguidamente la música de “Misión imposible” no solo invitaba a los presentes a retirarse, sino también aseveraba que a diferencia del cine, en el rock las segundas partes pueden ser muy buenas.
Massacre, quien acompaña a Los Fabulosos Cadillacs en parte de la gira latinoamericana, realizó un breve show de apertura que comenzó con “La reina de marte”, mientras Walas se calzaba unos guantes de cuero y saludaba con su habitual frase: “Hola. Somos los Massacre”.
La lista continuó con “La octava maravilla”, “Divorcio”, “Invasoras amazonas” y “Resurrección”, todos temas pertenecientes al disco “El mamut”, y Walas en su intento por enfervorizar al público, sin mucho éxito, comentó: “Según la prensa británica, Massacre debería estar prohibido por promover y promulgar la alegría.”
En el final, el mejor frontman del rock nacional arremetió con otra frase: “Platón y Sócrates ya habían anunciado el retorno del León” y se calzó una máscara catch mexicano para interpretar “Diferentes maneras”, y se despidió haciendo referencia a que habían cumplido con su tarea de calentarle el escenario a Los Fabulosos Cadillacs.
Los Cadillacs aparecieron en escena, luego de una extensa espera, cuando empezaba a caer la noche, y su repertorio -que recorrió desde el primer disco (“Bares y fondas”) hasta el reciente (“La luz del ritmo”)- fue tan contundente como el comienzo mismo del show, en el cual la seguidilla “Manuel Santillan, el León”, “Mi novia se cayó en un pozo ciego” y “Carmela”, extinguió las expectativas que había creado este retorno.
Los clásicos “Estoy harto de verte con otros” y “El genio de dub” condujeron al saludo de Vicentico: “Hola Arshentina”, que satirizaba la mediática visita de Madonna, a lo que le sumó unas estrofas de “Like a virgin” al final del cover de Ian Dury and the blockheads, “Wake up and make love with me”.
El tema “El aguijón” condujo a un triplete del disco “Rey azúcar” integrado por “Paquito”, “Padre nuestro” (con Pablo Lescano, líder de “Damas Gratis”, presentado como “El príncipe de la cumbia argentina”) y finalmente “Saco azul” (con un solo de bajo de Flavio); al que se le pegaría una oleada de hits conformada por “Siguiendo la luna”, “Demasiada presión” y “V centenario”, sin obviar “Calaveras y diablitos”, “Gitana”, “Carnaval toda la vida” y “Mal bicho”, que produjeron un gran revuelo en el público.
El pico emotivo de la noche llegó con “Los condenaditos”, en cuyo final se exhibieron en las pantallas ubicadas a los costados del escenario, imágenes de Gerardo “Toto” Rotblat, percusionista de la banda entre 1991 y 2002, que falleció en marzo de 2008 a causa de un edema pulmonar. Al reemplazante de Luciano Jr. en la percusión también le dedicaron “La luz del ritmo”, según Vicentico “su nombre y su canción”.
La primera de las dos presentaciones en Buenos Aires llegaría al falso final con “El satánico Dr Cadillac”. Luego, LFC volvieron para interpretar los bises de la mano de “Basta de llamarme así” (Vicentico en armónica), “Vasos vacíos” (otro de los grandes momentos de la noche, que contó con Mimi Maura para conformar el dúo de voz), “Vos sabes” (con un extracto de “Pinball Wizard” de los Who, sobre el final) y la potencia murguera de “Matador”. Y volvieron a retirarse, sin que antes Vicentico desplegara toda su ironía: “Adiós. Nos vemos en 20 años, más o menos. Muchas gracias.”
Al regreso, Flavio tomó la palabra: “Como se los ve un poco cansaditos vamos a hacer un bolero medio maricueco”. Presentó a la nueva formación, constituida por su hijo, Astorboy (en batería) y el de Vicentico, Florián Fernández Capello (en guitarra) y se hizo cargo de la voz mientras su puesto en las cuatro cuerdas lo ocupó Vicentico, para interpretar las dinámicas versiones de los temas de los Clash, “Guns of Brixton”, y de Dead Kennedys, “Let’s Lynch The Landlord”.
El final, casi obligado, estuvo a cargo de “Yo no me sentaría en tu mesa”. Seguidamente la música de “Misión imposible” no solo invitaba a los presentes a retirarse, sino también aseveraba que a diferencia del cine, en el rock las segundas partes pueden ser muy buenas.
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