Tras una extensa gira por Europa y una breve pero intensa presentación en la cuarta jornada del Pepsi Music 2008, La Zurda desembarcó en La Trastienda para seguir tocando temas pertenecientes a su última producción discográfica, “Para viajar”.
Un monologo a cargo de Palmito funcionaría como introducción para dar paso al show de la banda oriunda de Haedo, que comenzó con “Despacito” cuya letra pone en tela de juicio el accionar de la empresa conquistadora, “Huaynot” una especie de reggae que adquiere un sonido norteño gracias al charango del cantante Emanuel Yazurlo y “Chan chan” un hip hop potente que hace referencia a la forma de vida imperante en estos tiempos de postmodernidad, tres temas que resumen la esencia ideológica de la banda expresada dentro de una amplia variedad musical.
Luego sonaron “Ensueños” y “Hablo de luz”, para conducir a “Échale semilla” y “Sonno le mie cossa” dos canciones del primer disco homónimo que fue producido por Gustavo Santaolalla, como resultado del concurso “La resistencia” que ganó La Zurda, entre 2500 bandas de Iberoamérica que participaron de dicho certamen.
Durante el inédito “Veinte años”, el guitarrista Juan Manuel Bruno descendió del escenario para bailar con el público y le sucedieron tres temas del disco “Para viajar”, que fue editado en 2007 y contó con la producción de Alfredo Toth y Pablo Guyot, entre ellos: el rock con estribillo pegadizo “Que nos alcance”, la canzonetta “Me piace tanto” y el pop bailable “Sin luz”.
Hubo tiempo para un invitado, también proveniente de Haedo, el ex Árbol Eduardo Schmidt que aportó su violín a “Mimbre y café”, continuando con la acústica y autobiográfica “Para viajar”, tema que da título al genial segundo disco de la banda del Oeste.
Volvió a hacerse presente en el escenario Palmito, esta vez personificando a un gaucho con poncho y guitarra criolla en mano para armar una payada que dio paso a la chacarera “Casita del hornero”. Con “Andaré”, “Hay un lugar” y “El mundo” cerraron el set.
Los Zurdos volvieron para los bises con Emanuel Yazurlo que había cambiado el charango por un teclado para interpretar “Ilegal”, una canción nueva que trata sobre lo que realmente es ilegal en este planeta, y luego de una amplia lista de agradecimientos llegaría el final de la mano de “Los últimos”.
Al introducirse en el viaje que propone La Zurda, el optimismo y la alegría asoman como una constante que logra sustraer positivamente, aunque sea por un momento, de la monótona realidad preponderante en los tiempos que corren.
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